Construido en 1922, el Autodromo Nazionale de Monza personifica la historia del Mundial de Fórmula 1. Sólo ha habido una ocasión en la que el Circuito no ha formado parte del calendario, en 1980. El circuito de 5,793km de longitud sigue siendo el más rápido de todos los trazados, con una velocidad media de 259km/h siendo el de Bakú el que mayor velocidad punta ostenta en el calendario, llegando a alcanzar puntas de velocidad de hasta 370km/h. Por ello es importante una buena velocidad en las numerosas rectas que caracterizan este trazado junto con una gran estabilidad en frenada y tracción a la salida de las curvas, sin olvidar la eficiencia aerodinámica en las largas curvas en apoyo con las que cuenta el circuito.
Pese a que el mejor rendimiento se consigue con alerones de media/baja carga, los equipos maximizan la eficiencia del resto de apéndices que adornan el monoplaza para minimizar el ángulo de los principales productores de carga aerodinámica: el alerón delantero y trasero. Tal es el caso que en Toro Rosso han optado por un ala posterior de mínima expresión, abandonando el concepto de plano convexo para empleado un biplano totalmente plano de poco ángulo de incidencia y 2 ranuras en los endplates que doten al coche de mayor velocidad en recta ante las dolencias que sufren por parte del pobre rédito que les proporciona el propulsor Renault.