Por tercer año consecutivo, vuelve el Red Bull Ring al calendario de Fórmula 1. Un trazado tradicional europeo que encierra curiosidades dignas de mención. Esta pista austríaca, como ya fuese en Canadá y Mónaco, necesita de gran docilidad en la entrega de potencia, así como una buena tracción, agarre mecánico a la salida de las curvas, buena velocidad punta en las largas rectas que llaman la atención al visualizar el circuito así como agarre aerodinámico al final del segundo sector y gran parte del tercero.
Un antiguo Osterreichring que también guarda cierto desnivel máximo del 12% en toda la pista, con una altitud de 700 metros sobre el nivel del mar. Esto le hace un trazado singularmente propicio para los motores turbo que sufren una menor bajada de potencia al necesitar una menor cantidad de aire que introducir en la mezcla, gracias a la compresión del turbo, frente a los aspirados que ‘tragan’ menor riqueza de oxígeno al situarse a una mayor altura.
Los equipos comienzan a cerrar capítulos de desarrollo en torno al monoplaza de 2016, para centrar esfuerzos únicamente en 2017, con excepción de pequeñas piezas específicas para trazados especiales en cuanto a configuración aerodinámica se refiere. Manor es una de esas escuderías que debe focalizar el trabajo sobre la máquina que competirá el año próximo debido al nivel pobre económico del equipo.
No obstante, en búsqueda de optimizar el funcionamiento bajo fuerzas verticales que deforma el alerón delantero, el MRT05 ha visto equipado dicho elemento con un pequeño arco de aluminio que dota de mayor rigidez al conjunto de flaps, dando un nivel de downforce más asequible al agarre en el tren delantero antes de entrar en pérdida, lo que ayuda a dominar con más facilidad el flujo de aire aguas abajo al equipo.