La Fórmula 1 estrena circuito en el calendario con el regreso del Gran Premio de Europa. El trazado situado en la capital de Azerbaiyán es una pista construida por el ingeniero alemán Hermann Tilke. En el asfalto de Bakú, además de curvas de ángulo recto y sectores distintos entre sí, propio de la mano del diseñador, tenemos las velocidades más altas que podamos encontrarnos en un urbano de la categoría reina del automovilismo. Aspectos como estabilidad en frenada, tracción, grip mecánico, aerodinámico, rendimiento del propulsor, gestión de la energía son clave a la hora de rodar entre los muros de este circuito.
Uno de los parámetros a vigilar y tener en cuenta en la puesta a punto del monoplaza es la refrigeración. Como todo circuito callejero, la evacuación es importante debido a que el aire se encuentra encerrado entre muros, calles y edificios, no permitiendo que entre aire frío y limpio. Por esta razón, los equipos se preocupan de utilizar cubiertas motor y todo tipo de agujero disponible y permitido por el reglamento para liberar temperatura interna al coche.
Haas es una de esas escuderías que presenta una tapa del motor más ancha en la zona del escape, liberando calor proveniente de la zona del radiador del sistema híbrido y turbo afectando mínimamente a la aerodinámica de la región de la suspensión y difusor, vigilando de cerca la resistencia al aire ofrecida por un capó de estas dimensiones.