Regresa el Campeonato de Resistencia y con él regresa Nürburgring al calendario del WEC. Los 5,148 kilómetros que componen el nuevo autódromo hacen de esta pista un trazado sinuoso y estrecho en el que el manejo del tráfico siempre es juez en una prueba de este calibre. La estrechez del asfalto germano obligan a los equipos a tener material de recambio siempre disponible en los múltiples errores que se suelen suceder en los adelantamientos a doblados.
Nürburgring es una pista que podría dividirse en 2 zonas claras. El primer y tercer sector se componen de rectas largas precedidas de virajes lentos que exigirán gran tracción y estabilidad en frenada, mientras que el segundo sector se forma por curvas de lenta y media velocidad que harán de los coches un equilibrio entre velocidad punta y apoyo aerodinámico.
En este apartado Audi ha realizado sus deberes, ya que mantiene la configuración ‘low drag’ de Le Mans con ligeros retoques que se observaron en los test llevados a cabo en esta pista hace un mes. Asimismo en los primeros entrenamientos libres del viernes se ha podido comprobar cómo en la parte trasera, la marca de los 4 aros también modificó la carrocería y su salida de gases, que se ensancha agregando una pequeña tira gurney. Además mantiene las salidas superiores (remarcadas con flechas amarillas) para la evacuación del calor de la electrónica.
En última instancia, al igual que todos las escuderías, el ala trasera toma un cariz más importante al aumentar su ángulo de ataque. Pese a que su perfil aerodinámico sea pequeño, la carga que genera este elemento es de vital importancia en las numerosas curvas del Nürburgring. Por ello el R18 abandona el alerón casi plano de Le Mans para utilizar la especificación tradicional.
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