Tras sus problemas en Jerez, Red Bull se ha presentado en Barcelona de la mano de Renault con la intención de mejorar sus prestaciones y comenzar el trabajo de rendimiento, con simulaciones de carrera, duración de las gomas, límite de los componentes de la unidad de potencia, comportamiento del coche en condiciones cambiantes, combustible y todo aquello que se puede realizar en unos libres de Grandes Premios, sin mostrar aún las cartas con vistas al primer Gran Premio de la temporada, que tendrá lugar en todos los equipos más de cara a los últimos test de la pretemporada.
Aunque el RB11 es una evolución de su antecesor, al monoplaza austríaco pocos retoques les hace falta para continuar con su enfoque de bólido creador de gran cantidad de carga aerodinámica.
Es por esto que en Barcelona han presentado muy pocas novedades. Una de ellas se centra en el suelo del Red Bull, con un deflector único en lugar del par que venía luciendo en la última temporada.
Estos dos deflectores se unen para dejar paso a un único aletín vertical que juega un papel clave en el tratamiento y división de las perturbaciones ocasionadas por el neumático y el flujo de aire limpio de bajas presiones que circula hacia el difusor, proveniente del pontón. La intención de dividir esta sección no era más que la de reintroducir parte de flujo que se acerca de fuera en un viraje, por lo que al cerrarlo se elimina este aire entrante, ya que en más de una ocasión podría contener parte de turbulencias que desestabilizaran mínimamente el efecto del difusor.
En esta misma región, Red Bull se ha visto obligada a revestir el Monkey Seat y la parte inferior del escape con aislante térmico, dada la mayor potencia de propulsor francés para así no freir ningún componente en esta zona como ya ocurriese con la aleta Y100 el curso pasado.
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